¿Qué podemos decir para cerrar el año y que no resulte banal?, ¿cómo escoger las palabras para no caer en el desánimo y el nihilismo?, ¿cómo sostener la esperanza? Ante la avalancha de realidad, no podemos quedarnos impávidos. No podemos. Toca, sin duda, analizar la realidad, intentar comprenderla, formarnos para saber la que se nos avecina y, sobre todo, dejarnos (con)mover por ella. Todo ello requiere voluntad y esfuerzo, pero no hay fuga posible ni amparo que pueda venir de la evasión y el inmovilismo.