La era del desánimo o cómo llegar a superar la sociedad del narcisismo

era del desánimo
Nuevo libro de Cristianismo y Justicia.

Cristianismo y Justicia reflexiona, en su último libro, sobre el individualismo, la pérdida del sentido comunitario y de la capacidad de indignación de nuestra sociedad, cada vez más conectada pero cada vez más narcisista. Lo hace desde una lectura creyente y con voluntad de abrir una puerta al cambio y a la esperanza.

Cristianismo y Justicia acaba de publicar su último libro La era del desánimo (Abril 2018) donde se recogen el conjunto de aportaciones que se hicieron durante el curso del mismo nombre celebrado de octubre a diciembre de 2015. La inspiración y motivación venían de la lectura del best seller La sociedad del cansancio del coreano Byung-Chul Han. A su tesis de que el exceso de positividad está generando una sociedad cansada incapaz de revelarse a la lógica de autoexplotación del sistema neoliberal, se añade en el libro una lectura creyente y teológica.

El lector o lectora verá que cada ponente parece hablar de una pérdida: pérdida de valores (Begoña Román), pérdida de indignación (Joan Carrera), pérdida de ilusión o “desengaño” (José Ignacio González Faus), pérdida de vínculos (“atomismo social” en palabras exactas de Joan Carrera), pérdida de Dios (Josep Otón), pérdida de la fuerza transformadora de las palabras, pérdida del rostro visible del enemigo, convertido ahora en un gran sistema anónimo... y, como consecuencia de todas, pérdida de la responsabilidad.

A lo largo de sus diversos capítulos, los autores apuntan siempre al individualismo, con la consiguiente pérdida del sentido comunitario, como causa principal de esas pérdidas: el llamado “individualismo posesivo” se ha ido convirtiendo en un individualismo acumulador y depredador. Si nos movilizamos será solo en plan de “sálvese quien pueda”. Tanto que Joan Carrera cree que ese individualismo nos desmoviliza más que nuestro mismo bienestar. Somos “una multitud de yoes individuales, conectados”, pero no comunicados ni hermanados. Hemos ido pasando del antiguo mito de Prometeo (recobrado por Karl Marx) al mito de Sísifo (retomado por Albert Camus) y luego al actual mito de Narciso. El Narciso de hoy es el selfie. Pero conviene recordar que Narciso acaba cayéndose al río y ahogándose de tanto mirarse en él para ver lo guapo que era: paradójicamente ese individualismo que tanto nos domina puede acabar significando la muerte del individuo.

A pesar del título el libro no es pesimista sino que pretende articular una propuesta de salida al laberinto que pasa, entre otras cosas por ir creando comunidades alternativas (creyentes o mixtas), que puedan actuar como levadura en la masa. Esta es en buena parta la intención última de La era del desánimo.