cultura y justicia"
"Diosito nos acompaña siempre". O el credo de los pobres
En América Latina los diminutivos son muy habituales. Así Dios se convierte en "Diosito". Un "Diosito" sólo puede ser un ente cercano, familiar, bueno. Un ser que ama como padre y como madre. Es el Dios de los pequeños, de los "nadie". El Dios del Magníficat, que derriba los poderosos. Ante una Europa acostumbrada a teorizar sobre un Dios poderoso con lenguaje sapiencial, el "Diosito" latinoamericano se encarna en los más humildes y les habla en su lenguaje.