cultura y justicia"
La plenitud del tiempo
La frase que da título a esta publicación la encontramos en san Pablo cuando dijo: «Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo» (Gl 4,4) o «nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación de la plenitud del tiempo» (Ef 1,9-10). A partir de esta expresión el autor se formula directamente la siguiente pregunta: ¿podría Pablo escribir esto actualmente? O aún de manera más clara, ¿podemos entenderlo nosotros? La respuesta, aunque no lo parezca, afecta al núcleo de nuestra vida.